Dos viejos conocidos irán por el título en Israel, en el Tel Aviv Watergen Open 250. Se han medido un total de 20 ocasiones, con un aplastante H2H de 18-2 para el serbio, que solo ha jugado ocho torneos en una temporada turbulenta para sus intereses.
Novak Djokovic ha alcanzado una nueva final en el ATP 250 Tel Aviv Watergeb. Se trata de la 126º de su carrera. El serbio ha escogido como escenario de su regreso al circuito oficial un torneo de menor rango para retomar ritmo competitivo, en un año en el que lo hemos visto poco y nada en las canchas.
Del otro lado de la red, cual obstáculo en su objetivo, se encuentra Marin Cilic, uno de los jugadores que más éxitos cosechó de quienes compartieron y sufrieron al Big 4 en su apogeo. El croata parece haber vuelto a encontrar su tenis esta temporada, marcando buenas actuaciones en los Grand Slams: semis de Roland Garros y unos octavos en Us Open donde llevó al límite a Alcaraz.
Ambos han arribado con autoridad a las instancias finales. Nole dejó en el camino a Pablo Andujar (6-0 6-3), a Vasek Pospisil (7-6 (5) 6-3) y a Román Safiulin (6-1 7-6 (3)). El croata se impuso en un gran partido a Dominic Thiem (6-7 (8) 6-2 6-4), a Liam Broady por walkover y al francés Constant Lestienne con parciales de 7-5 6-3.
Las claves
La velocidad de la cancha se ha visto reflejada a lo largo de la semana, con un pique muy acelerado que en líneas generales favorece el servicio de Marin Cilic, un jugador de puntos cortos que por lo general busca el winner con su combo de saque-derecha.
Sin embargo, tendrá en frente a su bestia negra, quien le ha dejado ganar tan sólo dos encuentros en veinte partidos, y uno de los mejores restadores del circuito. Novak Djokovic parece crecerse cuando se mide al croata, a quien sabe leer las direcciones de su saque a la perfección, y cuya velocidad de bola le viene como anillo al dedo para contraatacarlo y desplazarlo por la pista.
Dos estilos opuestos que forman un interesante choque, también por ser jugadores que se han mostrado muy cercanos fuera de la competencia y que son de la misma generación. Para Cilic significaría el primer título del año, y un batacazo que puede darle un empujón anímico extra de cara al final de la temporada.
Djokovic va en busca de su 89º título, con el objetivo de seguir engrosando su palmarés, y de conquistar su tercer campeonato del 2022, tras coronarse en Roma y Wimbledon.
El serbio saldrá a la cancha a darlo todo como siempre, consciente de su favoritismo ante un rival al que le tiene comida la moral Marin irá por la épica. Argumentos no le faltan. Ya sabe lo que es vencer al serbio en una final. Curiosamente, su último triunfo contra Novak: Stuttgart 2018, la derrota que despertó a Djokovic, que ganaría Wimbledon, Cincinatti y Us Open de allí en adelante. Veremos quien se lleva la corona en Israel.
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