El escocés se llevó un partido de los que quedarán en la memoria frente a Mateo Berretini. 4 horas y 54 minutos de un duelo a fuego cruzado que se resolvió en cincos sets (6-3 6-3 4-6 6-7 (7) y 7-6 (10-6)) y en el que el italiano llegó a tener un match point en la quinta manga (5-4 a favor, 30-40 sacando Murray).

Andy Murray (66°) saltaba a la pista sin la condición de favorito, pero sabedor de que su tenis y su intuición, derivada de su notable entendimiento del juego, le valdrían para dar batalla hasta el final. Si algo ha caracterizado al escocés a lo largo de su carrera ha sido su capacidad combativa.
Mateo Berretini (14°), por su parte, defendía las semifinales de la edición pasada, donde cayó frente a Rafael nadal, que a la postre sería el campeón. La potente combinación de servicio y derecha del italiano en estas superficies lo convierten en un serio peligro.
Teniendo en cuenta que Andy Murray lleva años mermado fisíscamente, alternando victorias emblemáticas con derrotas inesperadas, mientras que Berretini se mantiene regularmente en la élite y dispone a su favor de la juventud, hacían presagiar que el duelo se decantaría para el italiano. Pero en el tenis, y frente a un campeón como lo es Andy Murray, nada está escrito. Los partidos se juegan primero.
Sorpresiva ventaja
El escocés pisó el acelerador primero, y en tan solo quince minutos, se posicionó 3-0 frente a un errático Berretini. El italiano empezó a soltarse, pero su reacción fue tardía. Murray continuó sólido desde el fondo, jugando a una gran velocidad, y se encaminó al 6-3 en media hora de juego.
Las alarmas saltaban en Berretini, que inició el segundo parcialcon los ánimos bajos, incapaz de reaccionar ante el nivel de su rival. Recibió un break temprano (0-2), que puso a Murray con ventaja al saque. Mantuvo el servicio el escocés, y volvió a quebrar (5-3) para adelantarse dos sets a cero (6-3 6-3) y poner al borde de la eliminación al semifinalista del 2022. La épica parecía a punto de cumplirse. Pero el italiano iba a vender bien cara su eliminación.
Remontada
Con la garra que lo caracteriza, Berretini logró un break en el tercer set, y lo confirmó para ponerse 4-2. Desde ese momento empezó a ser más agresivo con su derecha ante un Murray que bajaba la intensidad y comenzaba a verse más ahogado y cansado sobre la pista. El italiano se aferró a su saque (31 aces en total del encuentro) para llevarse 6-4 el tercer parcial y comenzar a creer en sus opciones de remontada.
El público estaba enloquecido, y el partido continuó elevando su intensidad en el cuarto set. Paridad máxima de ambos al servicio, sin lograr quiebres. Los rallies largos se hacían protagonistas en el partido, intentando ambos fundirse fisícamente cuando no lograban puntos gratis con el saque.
Así llegaron al tiebreak, donde Berretini fue quien dispuso de tres bolas de set y en la última por 9-7 acababa forzando el parcial definitivo.
Drama
Hasta aquel momento, el escocés había perdido tan solo una vez en su carrera habiendo ganado los dos primeros sets: en la R32 de Wimbledon 2005, frente a David Nalbandián (6-7(4) 1-6 6-0 6-4 6-1). A partir de allí, su record con ventaja de 2-0 era de 158-1. Berretini amenazaba seriamente su tendencia estadística, pero ninguno de los dos iba a dejar de resignar hasta sus últimas fuerzas para llevarse la batalla.
El favoritismo después de estar contra las cuerdas volvía a recaer en Berrettini, que parecía más entero físicamente. Además el italiano llevaba iniciativa en el marcador y pasaba la presión al otro lado. El momento clave del encuentro llegó en el décimo juego. Berrettini con el 5-4 restaba para cerrar el encuentro.
Dispuso de una bola de partido, ya que tuvo un revés cómodo pero dudó y le lanzó a la red. Murray salvó la situación y se iban al super tie break. El primero que ganará diez puntos iba a estar en la siguiente ronda. Andy dio un paso adelante, jugando valiente y encontró los errores de Berrettini que por 10-6 se acababa despidiendo a las primeras de cambio del torneo australiano.
Andy, el inoxidable, volvía a lograr lo imposible. Llevarse otro encuentro para la historia. De esos partidos que cimentan una carrera. Y que en este caso, lo caracterizan.
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