Por Tomás Ressa
Analizamos la relación del serbio con el Abierto de Australia, el lugar donde ha cosechado más éxitos, y donde se protagonizó el suceso más difícil de su historia personal y deportiva.
Ni los más entusiastas hubieran podido presagiar un regreso tan perfecto de Nole al suelo australiano, luego de su polémica deportación en enero de 2022, y el impedimento para competir en el mismo curso en dos Grand Slams y 4 M1000.
La historia de Novak Djokovic en Australia es de idilio y poderío, por un lado. Ha ganado más trofeos que ningún otro tenista en la historia del certamen: 10 títulos, con la friolera de 10-0 en semifinales y finales. Es decir, una vez que pasa los cuartos del final, el serbio se ha alzado con el título siempre en su feudo. En total ha cosechado 89 triunfos y sólo 8 derrotas en el torneo.
Recorrido
Tras caer en la primera ronda en 2005 (Marat Safin) y 2006 (Paul Goldstein); y ceder en los octavos de final en 2007 ante Roger Federer, llegaría su primer conquista, allá por un lejano 2008. Un joven Nole de tan solo 20 años levantaba el trofeo tras eliminar en semifinales a Federer, N°1 consolidado en aquel entonces, y a Jo-Wilfried Tsonga en la final, que venía de darle una paliza a Rafael Nadal.
Su primer Grand Slam y título en Australia fue el comienzo de la leyenda. Tras dos años sin conquistas en grandes torneos (2009-2010), donde cayó ante Andy Roddick y Jo-Wilfried Tsonga respectivamente en cuartos de final, el serbio mostró en la edición 2011 del Abierto de Australia un significativo cambio físico y de nivel de tenis.
Ganaría aquel torneo caminando, levantando su segundo título de GS, y barriendo a Roger Federer y Andy Murray en las dos instancias finales.
Ese sería el despegue definitivo del serbio, que en 2011 se coronaría en 3 de los 4 Grand Slams, y que completaría un “hat-trick” en Australia tras conquistar también el trofeo en 2012 y 2013.
La final del año 2012 contra Rafael Nadal (5:53 hs) fue la más larga de la historia de los Grand Slams, siendo ese encuentro aún de antología para los seguidores del tenis.
Con este logro, Nole era el primer jugador en la historia en ganar 3 veces consecutivas el Abierto de Australia, hazaña que repetiría entre 2019 y 2021. Tras caer en cuartos de final en 2014 frente a un iluminado Stan Wawrinka, Nole se llevó el título en 2015 y 2016, sin recibir resistencia por parte de sus rivales en su suelo predilecto.
Recordada también es la semifinal frente a Federer del 2016, donde el serbio jugó los dos primeros sets a un nivel increíble (6-1 6-2) para después ganar en cuatro parciales.
2017 y 2018 fueron años difíciles para el serbio, que sufrió problemas en el codo y debió pasar por el quirófano producto de su lesión. En 2017, se despidió en la segunda ronda frente a Denis Istomin, mientras que en 2018, el joven surcoreano Hyeon Chung lo despidió en los octavos de final. La segunda mitad del 2018 fue crucial para Nole, que se hizo con el título en Wimbledon y el Us Open.
Entre 2019 y 2021 se llevaría tres títulos al hilo, cada uno con su particularidad. En 2019, dio una clase de tenis a Rafael Nadal (6-2 6-3 6-2) en la final. Un atrevido Dominic Thiem le puso las cosas difíciles en la edición del 2020, pero finalmente acabaría llevándose el título remontando 2 sets a 1 abajo. En 2021, una fuerte molestia abdominal parecía dejarlo al borde de la eliminación en tercera ronda, pero finalmente lograría ganar también aquel torneo, sobreponiéndose a los obstáculos físicos y dándole una paliza a Medvedev en la final.
2022, el paréntesis
La racha triunfal de Novak Djokovic en el Abierto de Australia se vería interrumpida en seco en enero del 2022. El serbio, quien debido a sus propias creencias e ideologías decidió no vacunarse contra el COVID-19, llegaba al país océanico con una exención médica que le otorgó la Federación Australiana de Tenis.
Sin embargo, lo que parecía ser una nueva disputa por el título, acabaría en una pesadilla para Nole. Al llegar al aeropuerto, fue retenido por la policía de inmigración, que cuestionaron la validez de su exención médica, y ordenó su deportación por contravenir las medidas contra la pandemia.
Durante principios de año el país oceánico obligaba a los viajeros que quería entrar en la nación tener la pauta completa de la vacuna contra el COVID-19 o un justificante válido.
El deportista, que estuvo encerrado en un hotel custodiado por Inmigración, apeló la decisión de las autoridades pero tras una intensa batalla judicial, el pleno del Tribunal Federal Australiano consideró que la presencia del jugador en el país suponía un riesgo para la salud y el orden público.
Además del encierro sufrido y la deportación, que le haría perder el N°1 a la larga, Djokovic recibió la furia de la opinión pública, producto de que su problemática fue tapa mundialmente en los medios de comunicación durante semanas. El serbio tenía vetada la posibilidad de entrar a Australia durante un período de tres años.
Todo parecía apuntar a que no volveríamos a verlo en Oceanía por el resto de su carrera a excepción de un cambio en las reglas de Australia. Y así fue. En diciembre, el ministro australiano de Inmigración, Andrew Giles, comunicó que Djokovic podía, si así lo deseaba, solicitar un visado para participar en la siguiente edición. Nole volvería, un año después, por su revancha y su redención.
Record
2023 parece ser la otra cara de la moneda: vimos a Djokovic levantar el título en el ATP 250 de Adelaida y el Abierto de Australia, finalizando su gira aussie con un balance de 11-0. Además, acumula 41 victorias consecutivas en suelo australiano (28 en el AO), donde no pierde desde aquellos octavos de final en el 2018 frente al surcoreano Hyeon Chung.
“Sólo mi familia y mi equipo saben lo que he tenido que pasar” afirmaba el serbio en las declaraciones posteriores a la final frente a Stefanos Tsitsipas. “Es la victoria más grande de mi carrera considerando las circunstancias. El año pasado no pude jugar y volví este año, gracias a toda la gente que me hace sentir cómodo en Melbourne”, añadía, emocionado.
Novak tomó lo sucedido el año pasado como combustible para su motivación. Si bien había levantado el título en Wimbledon 2022, su vuelta a Australia era toda una incógnita: como lo recibirían las gradas, si sería capaz de imponerse tras lo acontecido la temporada anterior.
Pero estamos hablando de un animal competitivo. Cuánto mayor son las circunstancias, y otros se quiebran, él se hace más fuerte. Saca fuerzas de donde no las hay. Ni siquiera una molestia en su pierna izquierda, que lo acompañó hasta la tercera ronda, pudo frenar el destino de lo inevitable: él, y la copa, en Santa Comunión otro domingo, igualando el record de 22 Grand Slams de Rafael Nadal, y poniéndolo en la primera plana en su objetivo de ser el mejor jugador de todos los tiempos.
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