Entre los años 2004-2007, un suizo que venía dispuesto a llevarse la historia por delante instaló una dictadura en el circuito. Las temporadas mencionadas, sin dudas su peak tenístico, ostentan números dignos de frotarse los ojos para creerlos: en ese lapso ganaría 315 partidos, por solo 24 derrotas; se llevó 42 títulos; entre ellos, 11 Grand Slams, y se mantuvo 237 semanas como Nº1 del mundo, hasta agosto del 2008.
Solo Rafael Nadal logró vencerlo en múltiples ocasiones en aquellos tiempos (seis veces), erigiéndose como la particular “bestia negra” del suizo ya desde los inicios de su rivalidad, aunque la gran mayoría de esas victorias se dieron en arcilla, superficie donde la derecha del español hacía mucho más daño al revés de Federer.
Pasado su prime, Roger supo mantenerse en la élite, regresando en múltiples ocasiones al Nº1. Teniendo altos y bajos, fue competitivo hasta finales de 2019, cuando con 37 años finalizó como Nº3 del ranking ATP y teniendo la oportunidad de campeonar en Wimbledon, en esa célebre final donde tuvo doble match point a favor frente a Novak Djokovic.
Analizamos las temporadas más brutales de la carrera del crack suizo. Algunas de ellas pueden ser consideradas las mejores de la historia de un tenista:
2004 (74-6. 11 títulos. 3 Grand Slams)
Si en 2003 ya había dado un aviso sobre lo que se vaticinaba con su título en Wimbledon y la Masters Cup, 2004 fue la consolidación definitiva en la élite de un hombre que iba a llegar a la cima para quedarse. La llegada al Nº1 del ranking, 92,5 % de efectividad en victorias derrotas, un total de once títulos, entre ellos tres Grand Slams (Australia, Wimbledon y Us Open) y la Masters Cup, coronaron una temporada sideral, donde apenas encontró resistencia en sus rivales.
2005 (81-4. 11 títulos. 2 Grand Slams)
Las segundas partes nunca fueron buenas, se dice a menudo. En este caso, Roger demostró que no solo pueden ser buenas, sino estar a la altura. Cabe destacar que dentro de las cuatro derrotas que sufrió, en dos de ellas tuvo match point a favor (contra Safin en Australia y contra Gasquet en Montecarlo) y en otra lideraba 2 sets a cero a Nalbandian en la final de la Masters Cup. Un dominio apabullante del suizo, que lejos de bajar su ritmo del año anterior, lo mantuvo e incluso lo elevó en varios aspectos. 96,4 % de efectividad en victorias/ derrotas demuestran la brutalidad de su gesta.
2006 (92-5. 12 títulos. 3 Grand Slams)
La mejor temporada de la carrera de Federer. Por nivel de juego, por estadísticas y por tratarse del tercer año en que no encontró oposición exceptuando a un joven Rafael Nadal, que le propinó 4 de esas 5 derrotas sufridas en 2006. 3 Grand Slams (sólo se le escapó la final de Roland Garros), la Masters Cup, y una efectividad del 94,8 % con casi 100 victorias oficiales, conforman la danza imperial que realizó Federer aquel año. A destacar también la derrota de Roma frente a Nadal, donde jugó a un nivel increíble y tuvo match point para cerrar el encuentro, en uno de los mejores partidos jugados entre ambos. Para fines de 2006, pocos se atrevían a vaticinar una salida pronta del suizo de la cima del ranking.
2007 (68-9. 8 títulos. 3 Grand Slams)
Un año donde sus registros estratosféricos bajaron un escalón, y donde se vio a un Roger más humano en algunos torneos (derrotas ante Guillermo Cañas en IW y Miami y ante Fernando González en la Masters Cup), pero que estuvo infalible en los grandes torneos. En 2007 su efectividad declinó en victorias derrotas, pero sumó otros tres Grand Slams a su palmáres (Australia, Wimbledon y Us Open), repitiendo la final de Roland Garros y quedándose nuevamente a solo un encuentro de lograr el Grand Slam calendario. También se impuso en la Masters Cup con solvencia pese a perder el partido inicial en el Round Robin, dejando otra temporada para el recuerdo y que, sin saberlo, sería una de las últimas conquistando todo de principio a fin.
2017 (52-5. 7 títulos. 2 Grand Slams)
Cuando menos se lo esperaban, Roger Federer firmó uno de las mejores temporadas de su carrera profesional en un regreso que será recordado por siempre. Desde Wimbledon 2012 no levantaba un trofeo de Grand Slam, perdiendo tres finales de grandes ante Novak Djokovic (Wimbledon 2014/2015 y Us Open 2015). En 2017, regresaba en Australia luego de una lesión que lo dejó fuera de las canchas por seis meses y que se antojaba como su retiro inminente. Nada de eso. Logró conquistar el AO contra todo pronóstico y en la final contra Nadal, a quien no vencía desde 2007 en un Grand Slam. Con un revés renovado, se llevaría también los títulos de Indian Wells y Miami, y ganaría Wimbledon sin perder un solo set. 2 Grands Slams, 3 M1000 (se llevaría Shanghai también), cuatro victorias sobre Rafael Nadal en la misma temporada y solo cinco derrotas globales hacen de aquel año uno de los más laureados en la carrera del suizo.
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